De acuerdo con el modelo ecológico de Uriel Bronfenbrenner la evolución y desarrollo del niño/adolescente se entiende como un proceso dinámico en constante interacción con los demás sistemas, los cuales son decisivos en el desarrollo y la salud infantil/adolescente, ya que estos mismos sistemas pueden favorecen o entorpecen el desarrollo. La familia es uno de estos sistemas y es el que tiene el papel más importante en todas las etapas el desarrollo de la persona. La familia es un sistema abierto donde las interacciones son circulares,  las acciones y las actitudes de cada miembro afectan a todos sus miembros. Los niños y adolescentes dejan, y deben de dejar, de ser un receptor pasivo ya que deben participar activamente en su entorno. 
Las funciones principales que debe tener la familia en relación con los hijos son:
  • Asegurar la supervivencia de los hijos y su proceso de socialización.
  • Aportar un clima de afecto y soporte a través de las relaciones de apoyo, de las relaciones de afecto y compromiso emocional.
  • Aportar a los hijos la estimulación que los capacite para relacionarse de una manera activa con su entorno físico y social, y así poder adaptarse positivamente para responder a las demandas y exigencias de la sociedad.
  • Tomar decisiones respeto a la obertura a otros contextos educativos y con ello posibilitar acuerdos entre esos contextos para un óptimo desarrollo de los infantes.

Es muy importante que el ambiente familiar sea democrático, donde padres e hijos tengan una comunicación fluida, que las normas sean coherentes, negociables y modificables, que se favorezca y se ayude al hijo a progresar en la gran labor que es la formación de su propia identidad. No debemos olvidarnos de la importancia de fomentar la autonomía del hijo, ya que al realizar cosas por si solos, estos adquieren más seguridad y confianza manifestándolo con una actitud positiva, y es esta actitud la que le ayudará en su autoestima, autoconcepto y en intentar superar los obstáculos que le surgen en el día a día.
Tenemos que tener presente que en este estilo educativo también se deben implementar los límites, y es una moderación tan difícil de lograr y que no todos son capaces de practicar. Hemos de tener presente que los límites deben ser afectivos y no restrictivos. En algunos hogares se compara los límites con autoritarismo y es un grave error, porque una vida sin límites, lejos de ser gratificante, produce frustración y termina, en algunos casos, de manera autodestructiva. Los límites proporcionan seguridad y  fomenta una mejor relación familiar, aportando la capacidad de resolver conflictos de forma saludable.
Es evidente como en la evolución de la sociedad la tipología de familias se ha diversificado. Podemos observar como hay familias tradicionales; familias reconstruidas; familia monoparentales; familias homoparentales; y familias donde viven en un domicilio dos o tres generaciones diferentes. El papel de la madre ha cambiado durante estos años, ya que la mujer ha entrado en el mundo laboral compaginado la maternidad con la vida laboral. El papel del padre también está en un continuo cambio. Se han ampliado expectativas de estos sobre la crianza y educación de sus hijos, ya que cada vez podemos observar como muchos de ellos tienen un papel tan activo como el de la madre. No debemos olvidarnos de la figura del abuelo y de la abuela en la crianza de los niños, ya que en muchos casos, y más en estos momentos de crisis como estamos atravesando, tienen una parte activa y positiva en la educación de los más pequeños y no tan pequeños.
Por último, quiero destacar que es fundamental para que los niños y adolescentes puedan desarrollar al máximo sus capacidades y potencialidades, la importancia de generar entornos saludables, optimistas, positivos, seguros, confiados, con contención, y que sea desde el amor y el respeto.
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